La pandemia redució el tráfico aéreo de forma masiva en 2020, dando un breve respiro al clima. Pero si superamos el Covid el año siguiente, ¿deberíamos despegar de nuevo? Decimos: ¡No! Veámos por qué
1. Volar es muy malo por tu huella climática
Tomar un vuelo de larga distancia puede añadir más a tu huella climática individual de lo que la mayoría de gente en el mundo produce en un año entero! Comprar ropa de segunda mano, comer vegetariano o vegano, conducir menos: todas esas cosas son importantes – pero un solo vuelo puede emitir más emisiones de las que te ahorras con todo esto.
2. Volar es el camino más rápido hacia el colapse climático.
Los aviones son el medio de transporte más dañino por el clima. En 2018, el tráfico aéreo fue responsable de casi el 6% del calentamiento global. Eso se debe a que el impacto climático de un vuelo no se limita al CO2. Debido a otra contaminación que tiene lugar en la altitud, el impacto total es, de media, 3 veces el efecto del CO2 emitido por si solo. Así que obviamente es un grave problema que antes de la pandemia el tráfico aéreo estuviera creciendo como loco.
3. El tráfico aéreo es extremadamente injusto.
Solo un 1% de la población mundial provoca más de la mitad de las emisiones totales derivadas del tráfico aéreo. La triste ironía es que aquellas personas que nunca vuelan son las primeras a sufrir las consecuencias de la crisis climática. Y mientras que existen algunas razones buenas para tomar un vuelo, como visitar a tu familia en otro continente de vez en cuando, hay demasiados vuelos de mierda: como el vuelo de negocios de ida y vuelta el mismo día o un viaje de dos días para ir de compras a París.
4. Realmente no puedes compensar las emisiones.
Pagar las supuestas “compensaciones de carbono” para compensar las emisiones de tu vuelo es como librarte de tus pecados mediante la compra de indulgencias – no le ha servido a la iglesia católica y no va a resolver la crisis climática. Most offset projects don’t actually reduce emissions. They are mostly located in Africa, Latin America or South-East Asia, because it’s cheaper there and often cause local conflicts and human rights violations. Y al fin y al cabo, si alguién necesita compensar sus emisiones significa que estan viviendo por encima de sus posibilidades.
5. Los vuelos climáticamente neutros son un espejismo.
Las “soluciones” que promueve la industria de la aviación como aviones eléctricos, biocombustibles y combustibles sintéticos son un poco como la industria tabacalera anunciando cigarrillos saludables en el futuro. Sirve principalmente para legitimar su negocio sucio – pero es totalmente ilusiorio.
6. La industria de la aviación es irresponsable.
Durante décadas, ha hecho lobby contra una legislación climática adecuada, la cual sigue sin existir. Mediante privilegios fiscales como la falta de un impuesto sobre el queroseno o IVA, cada año recibe miles de millones de nosotros, tanto si volamos como si no. Empresas como Fraport construyen nuevos aeropuertos en todo el mundo, destruyendo tierras y desplazado comunidades – como actualmente en Vila Nazaré en Brasil. ¿De verdad quieres dar tu dinero a una industria así?
7. Las aerolíneas se han aprovechado de la crisis del Covid.
Durante el 2020, aerolíneas y aeropuertos recibieron cientos de miles de millones de dinero de los contribuyentes de gobiernos en todo el mundo – la mayor parte sin ningún tipo de condiciones sociales o ambientales. Pero en lugar de mostrar su responsabilidad a cambio, la industria presionó para que se redujeran las medidas sanitarias para permitir que los vuelos continuasen, hicieron lobby contra una acción climática efectiva, reforzaron su greenwashing, y pusieron a cientos de miles de trabajadores en la calle en todo el mundo.
8. Muchos de los vuelos de negocios se pueden sustituir fácilmente.
Durante la pandemia, aprendimos que muchas conferencias y reuniones se pueden sustituir por videollamadas. Aunque a veces puede ser necesario encontrarse en persona, a menudo es más conveniente hablar en línea. Es más barato y más relajante que tener jetlag durante la mitad del año. Si la política de viajes de tu empresa hace difícil elegir alternativas a volar, echa un vistazo a cómo cambiarla.
9. Hay mejores formas de viajar.
Para detener el colapse climático, debemos cambiar nuestra forma de vivir en todas las áreas – ya sea alimentación o transporte. The good news is: there are climate friendly alternatives to flying. Un viaje en tren puede emitir hasta 70 veces menos que un vuelo. Viajar más despacio conlleva más tiempo, pero puedes experimentar mucho más, por ejemplo en un viaje en velero o en una ruta de dos semanas en bici.
10. Tenemos que cambiar el maldito sistema entero.
La movilidad más allá de las fronteras seguirá siendo importante en el futuro – pero volar tendrá una parte menor. Si queremos crear un mundo habitable para todas las personas, no debemos detenernos en reducir el tráfico aéreo. Se trata de solo una parte del sistema económico de alta velocidad que nos deja a nosotros y al planeta sin aire para respirar. Cambiemos el sistema, ralenticemos las cosas y creemos un futuro mejor para todo el mundo. ¡Quedémonos en tierra en 2021 y más allá!
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